El pasado domingo descubrimos una pequeña maravilla de patrimonio cultural cerca de nuestra siempre sorprendente ciudad de Granada. Se trata de la villa romana que se está -y digo se está porque aún no se han terminado las excavaciones- poco a poco descubriendo en el término municipal de Salar, pueblecito granadino que además cuenta con una torre nazarí del siglo XIII y la iglesia parroquial de Santa Ana, construida a finales del siglo XVIII.
Para visitar la villa romana de Salar hay que llamar al ayuntamiento del pueblo y concertar una cita. En el propio ayuntamiento se encuentra un pequeño museo que contiene una maqueta de lo que fue la villa, varias estatuas encontradas en las excavaciones, así como monedas y algunos enseres. Todo ello acompañado de unos didácticos paneles de información.
Nereida. Detalle del mosaico del triclino
La visita propiamente dicha empieza en el propio museo, con las explicaciones de viva voz de los guías y de un vídeo informativo. Después nos trasladamos a las excavaciones, que muestran sobre todo las partes de la villa descubiertas de momento: el triclinio y el ambulacro. En el triclinio, la parte mejor excavada, se encontraron las estatuas aludidas. Ambas partes, triclinio y ambulacro, se encuentran techadas y protegidas para salvaguardar los mosaicos y trozos de murales que allí se encuentran.
Visita del grupo a las excavaciones
Antes de la visita, el viajero puede dar una vuelta por el pueblo de Salar, y llegar hasta la plaza donde se encuentran tanto la iglesia parroquial como la torre nazarí. Si tiene hambre y no ha desayunado o gusta de entonarse antes de comenzar el itinerario, el viajero puede tomarse unos magníficos churros en la misma calle del ayuntamiento.
Mosaico del ambulacro
Al terminar la visita a la villa, nosotros completamos la jornada viajando a uno de los pueblos más importantes de la provincia, Loja. Visitamos la alcazaba y su museo, leyendo los versos de Ibn Al-Jatib que se insertan en las calles empinadas, la fuente de las veinticinco caños y la iglesia Mayor de la Encarnación. También disfrutamos de la gastronomía lojeña, comiendo en uno de sus buenos restaurantes y comprando los auténticos roscos de Loja en la pastelería más antigua del pueblo.
Pero como el artículo versa ante todo sobre la villa romana de Salar, aquí dejo un enlace para quien quiera más información:
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